Prólogo
Un
domingo cualquiera del año 2012 en el periódico Huelva información leí una
humana, profunda y sincera entrevista firmada por Pedro Ingelmo en Cádiz. La
entrevistada era la Fiscal Antidroga. Las preguntas y respuestas sirvieron para
que me pusiera en la tarea de escribir una novela corta relacionada con la
cocaína y todo lo que conlleva. A sabiendas de que el tema estuvo de moda en el
final de la década de los años ochenta y comprendiendo que realmente hay muy
poco interés en tirar de la manta, opté por indagar desde el momento en que
descubrí que en un alto porcentaje siempre pagan justos por pecadores.
Las
investigaciones llevadas a cabo por las autoridades judiciales obviamente dan
su fruto pero una de las respuestas me marco de tal manera que incidí en el
asunto. El entrevistador recalcaba valientemente en la afirmación de que nunca se
da con el dueño de la droga. La titular desde su despacho de la Audiencia
Provincial de Cádiz afirmaba que la figura del amo y señor de la droga en las
organizaciones podía diluirse. A mí personalmente siempre me pareció que se
podía llegar hasta él pero la realidad me hizo pensar que no es fácil.
Comenzando por la propiedad de la explotación, que no es precisamente donde se
gana más dinero, la Fiscal dejaba claro en su respuesta que se podía sospechar
del responsable de un alijo, de la cúspide de una ruta de la distribución, pero
afirmaba que era casi seguro que esa gente no iba a salir en ninguna
investigación. Reconocía la experta en la lucha antidroga que el elevado número
de intermediarios hacía muy difícil que se llegara hasta arriba.
Hay
muchas razones para pensar que el trabajo de los antidrogas es inabarcable,
pues siempre hay oferta en la calle, la cocaína nunca falta. Cuando llegan las
temporadas de la escasez, pasan y siempre vuelve el polvo blanco. Se sabe que
no se va acabar con ello pero siempre hay algo que hacer, lo lamentable sería
quedarse con los brazos cruzados. Los hechos implican la práctica de numerosas
detenciones por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado entre todos los
escalafones del organigrama de la droga. Uno, no puede olvidar que la droga es
un punto fuerte de la economía, incluida la sumergida donde el narcotráfico
desempeña un papel importante. No se puede descartar que muchas personas víven
de ello. Razón por la que se defienden unos a otros y hace que se dejen a un
lado los aspectos morales.
Las circunstancias no pueden dejar a un lado la
conciencia y la aplicación de la ley. En el combate nadie tendría que quedarse
indiferente. Precisamente por tratar de justificar las situaciones personales
es por lo que moralmente hay que eliminar el tráfico de drogas y dejar de
mitificar el menudeo que en la mayoría de los casos no necesariamente lo
practican pobres desgraciados. Hay muchas más alternativas.
Respecto
de la legalización de las drogas prohibidas, tendencia promovida desde las
altas esferas progresistas no hay duda, se aplica la ley que existe y si se
cambiara se aplicaría una ley nueva. Lo que hay que hacer es acabar con los que
la mueven para hacerse ricos a costa de los débiles y faltos de moral, hay que
llegar hasta el final de las estructuras de las organizaciones mixtas. No
quedarse en los mandos intermedios. La forma de trabajo es sencilla, deteniendo
a los jefes de cada escalafón, empezando por desbaratar las zonas de consumo.
La
historia del tráfico de droga prácticamente es la misma desde mediados del
siglo pasado con la diferencia de la aplicación de las nuevas tecnologías. No
se puede ser hipócrita y dejar pasar los avances únicamente en el lado de los
delincuentes. Está más claro cada vez que quien tiene el dinero es el dueño de
la mercancía y la tendencia tendría que ser precisamente esa. Tratar de acabar
con los poderosos señores que desde sus actuaciones financieras acaban con los
ilusos que mueven el polvo blanco sin escrúpulos a costa de cumplir años de
cárcel.
Manipulación
está escrita para hacer pensar en ese mundo que todos reconocemos pero que en
el fondo da igual mientras no nos pille cerca. Es una historia de las muchas
que podía ser real. Una historia que afecta a todos los sectores de la sociedad
y que se encuadra en los ambientes noctámbulos y de la hostelería. No debemos
olvidar que el tráfico y consumo de drogas abarca no solo a los que viven de noche
sino también a muchas profesiones que se ejercen de día incluidas las
relacionadas con las autoridades que la combaten.
Manipulación
es la primera parte de diez novelas cortas cuyo título genérico es contundente
“Escarmientos y venganzas”. En todas ellas se persigue de forma novelada
descubrir los verdaderos responsables del tráfico de drogas y el entresijo que
les rodea.
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